El dato es escalofriante, teniendo en cuenta lo que actualmente supone soportar los intereses anuales de los créditos que tiene el VCF, entendiendo a la vista de que se negocian conjuntamente (tal y como dijo en su día Manuel Llorente) los créditos de la SAD y de la Fundación, la situación resulta, cuanto menos alarmante. Si damos por buenos los datos hechos públicos, hablaríamos de una cantidad en torno a los 15 millones anuales por la SAD y 5 millones anuales por la Fundación.
Resulta evidente que este cálculo esta realizado con benevolencia, sabedor de que es algo más, dejemos la cifra en esos 20 millones de euros anuales, por hacer un número sencillo y sin bajar demasiado al detalle, aunque realmente sabemos que la cantidad es superior.
El resultado es que cada minuto que transcurre cada día de los 365 que tiene el año, le cuesta al VCF (recordemos que en esta cuenta se incluye a la Fundación) la nada desdeñable cantidad de 38 euros. Cada vez que el reloj indica que han transcurrido sesenta segundos la caja del banco, al parecer el único que sigue confiando ciegamente en Manuel Llorente (cómo no) recauda 38 euros, lo que es lo mismo, algo más de 60 céntimos por segundo, veinte duros de los de antes.
A la vista de los fríos y duros números, los que nunca mienten, los que no admiten de opiniones, resulta más que justificado el apego que sigue teniendo el banco hacia el, todavía, presidente del VCF, Manuel Llorente quien, dicho sea de paso, cobra 39 euros por cada una de las 24 horas que tiene cada uno de los 365 días del año, atendiendo a los datos que él mismo dio, 343.000 euros al año.
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