Limpieza de sangre

Existe un genio en la literatura española contemporánea llamado Arturo Pérez-Reverte que ha reinventado la novela de espadachines, héroes y cristianoviejos con su saga sobre el Capitán Alatriste. En uno de los volúmenes de esta incomparable saga literaria (llevada al cine con acierto relativo) refleja la importancia que tenía para la sociedad de aquella España la llamada "limpieza de sangre".

Desde entonces (siglo XVII) hasta hoy, cambiando de nombre, llamado de otra manera, pero pervive el convencimiento de que es mejor rodearse de fulanos con buen fondo que de generadores natos de problemas y malos ambientes. Tampoco es ajeno a nadie que esta historia no aparece de nuevas en el seno del VCF. En todas las épocas, con todos los presidentes, entrenadores, directores deportivos y demás "palquistas" ha surgido la eufemística expresión de "necesario cambio de ciclo y renovación del vestuario".

El VCF de hoy, el del debate sobre si es o no un éxito ser tercero, el de las dudas sobre renovar a Emery, el de los dime aquí y ponte allá sobre el manido reglamento de régimen interno, en este VCF, también existe esa sensación y, al parecer, va a intentar acometerse.

Piensa Llorente que es necesario un cambio de ciclo, una renovación del vestuario, una remodelación de la plantilla y además de Llorente, lo piensan, lo pensamos, casi todos. El problema es doble. Por un lado, contrasta con el discurso triunfalista que mantiene el presidente del VCF, en relación a los ¿éxitos? deportivos conseguidos en la presente campaña. Por otra parte, la reflexión es obligatoria ya que, obviamente, una renovación de plantilla puede acarrear unos dispendios que no sé hasta qué punto puede asumir el VCF, o mejor dicho, no sé hasta qué punto pueden casar con el otro gran discurso que mantiene el mencionado señor Llorente, el de la pobreza extrema y la austeridad como bandera.

En cualquier caso Llorente está dispuesto a velar por la "limpieza de sangre" del VCF y por la consiguiente mejora en todos los aspectos del Club. Ya cayeron por el camino el Jefe de los Servicios Médicos, el Director Deportivo, la recepcionista de la Ciudad Deportiva de Paterna, el fotógrafo, el director de la escuela...todo ello con el noble fin de la democratización y de la (y cito textualmente al propio Llorente) "salvación de un Club que estaba a punto de desaparecer".

Volviendo a la novela de Pérez-Reverte, Fray Emilio Bocanegra (algo así como el más inquisidor de los inquisidores), que gozaba de los favores del poder, ejercía a diestro y siniestro sus tropelías y dislates en nombre de la "limpieza de sangre" y persiguiendo el noble fin de la "salvación de las almas de un pueblo que estaba abocado a la perdición".