Desde su llegada a Valencia, de la mano de Fernando Gómez, Braulio comenzó a jugar un papel de eterno secundario, siempre a la sombra de alguien. Más alargada en algunos casos y menos, en otros (la sombra, digo). Era una realidad innegable que Braulio está acostumbrado a vivir a la sombra de alguien, a no adquirir protagonismo y a limitarse a su labor. Obviamente, cumple el perfil ideal para la estructura de D. Manuel Llorente.
Braulio tuvo su momento, apareció en los medios, habló y se le preguntó y hace algún tiempo que anda desaparecido de la esfera mediática, metido en sus labores, como por ejemplo viajar a Bremen para tratar de fichar a su delantero, Hugo Almeyda, o al menos para preguntar por él.
Total, que Braulio parece campar alegremente por la estepa valencianista pero hay algo que Braulio desconoce, o que quizá no se ha planteado. Llorente, Javier Gómez y algún otro, tienen habitualmente presente una frase que marcó una etapa de la historia: Roma no paga a traidores.
Por cierto, hay dos señores, muy cercanos al presidente, su sombra en algunos casos y compañeros permanentes de mesa y mantel, eso sí, a cargo del VCF, que tratan de alavar permanentemente a Braulio, por si cunde el ejemplo y Llorente les aplica aquello de Roma y a los que no paga...
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