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Pellegrino, los consejeros y el asesor

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El Consejo de Administración del VCF se encuentra en medio del peor momento desde que llegasen rodeando, dando palmadas en la espalda y regocijándose de lo bueno que era estar donde estuviera Don Manuel, a saber, Manuel Llorente. Sin participar en la toma de decisión, limitándose a asistir a reuniones informativas en las que se les cuenta qué se ha decidido y qué van a aprobar, como siempre por unanimidad, los José García Roig, Társilo Piles Guaita, Jose Antonio García Moreno, Vicente Gil Alcayde, Fernando Giner Gil  y Antonio Sesé Roca, por supuesto siempre asesorados por Vicente Andreu Fajardo, se limitaban a asentir.

Esta historia de actitudes similares a los que se dedican a dar palmas cuando el cante se convierte en "jondo" y se trata de gorgoritos muy de aquí, ya saben, los conocidos como "palmeros". Se trata de un Consejo que no ha decidido, que no ha opinado y que, cuando lo ha hecho, ha sido casi peor el remedio que la enfermedad, por ejemplo el señor Sesé aseguró en su día que "el acuerdo con Bankia no está ni mucho menos firmado", mientras Llorente dice lo contrario, apostillando que "en cuanto lo tenga todo (los documentos) yo voy donde haga falta y lo explico, que no hay ningún problema". Pasan los meses y, ni papeles ni explicaciones.

Total que en estas estábamos mientras los consejeros no dudan en mentir, Vicente Gil Alcayde entre otros lo ha hecho en alguna ocasión, o defender lo que sea con tal de estar del lado de Llorente. Al menos en público, al menos delante de una cámara, o, mejor dicho, al menos delante del propio Manuel Llorente. Lo que importa es que Llorente piense que son leales, que no discuten, que dicen a todo que sí y que además, lo hagan con la mejor de las sonrisas y con las mejores palabras hacia el "gran gestor".

Incluso cuando el VCF, cuando Manuel Llorente cambió de idea a última hora respecto al técnico para la presente temporada (Djukic era el elegido, Braulio ya había hablado con él e incluso algunos consejeros ya lo comentaban en sus círculos más íntimos) para contratar a Pellegrino, hubo silencio en el Consejo. Pocas voces se alzaron para pedir una explicación ante el cambio de planes. El problema era que había consejeros que ya habían hablado en sus círculos sobre el nuevo entrenador, que sería Djukic, "no digas nada, pero es él. Ya le hemos dicho a Braulio que lo arregle todo. Djuka está encantado" y, claro, el bochorno era horroroso, a ver cómo explicaban ahora a sus íntimos que había habido un cambio de planes ¡sin su consentimiento! problema a la vista, de orgullos y egos, pero también de funcionamiento de cualquier sociedad gobernada por un Consejo de Administración.

Recientemente saltan voces a la prensa que dicen "nos equivocamos" hablando sobre la elección de Pellegrino para el banquillo. Claro, ahora se acaban las palmadas en la espalda, se acaban las sonrisas cómplices y se acaban las complacencias, todo ello, por supuesto, por detrás de Llorente, al que nadie osa a contradecir, al que no se enfrentan en el consejo, al que elogian por delante para criticar en privado.

El Consejo de Administración del VCF, al menos alguno de sus consejeros, actúa así. Ahora se acaban las palmas, el acompañar, el asentir y pasamos a aprovechar las oportunidades, a no dejar escapar nada que pueda suponer un éxito personal, aunque el éxito recuerde al mérito de los que huyen, de los que escapan.

Pellegrino simboliza ahora la disidencia, ahora que no gana, ahora que no arranca, ahora que Llorente va a Paterna para hablar con él porque pierde.

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